Todos nos hemos visto en la necesidad de reparar un libro, ya que los utilizamos a lo largo de nuestra vida tanto para la escuela como para el trabajo o el entretenimiento. Ya sea por el uso diario, una tormenta sorpresiva, el mal almacenamiento o pequeños accidentes con alimentos, los libros sufren percances que van desde pequeñas manchas hasta el desprendimiento completo de las hojas o de la cubierta.
Dependiendo del daño, restaurar un libro puede llevarte desde pocos minutos hasta un día completo, pero hacerlo bien requiere su tiempo y tener paciencia. En este blog te compartiremos técnicas sencillas de reparación para que tengas más herramientas a las qué recurrir en lugar de la cinta adhesiva, si se rompe o desprende una hoja.
Conoce tu libro
Tal vez ya conozcas perfectamente la estructura de tus libros, pero si no es el caso, te dejamos una guía básica para que identifiques cada uno de sus elementos. Esto te facilitará seguir las técnicas de reparación y comprender su alcance. (se agregará una imagen con las partes del libro)
Faja – Tira de papel brillante que rodea la parte inferior del libro, con función informativa o promocional.
Camisa o forro – Cubierta suelta de papel, generalmente con diseños impresos, que protege el libro.
Solapa – Es la parte de la camisa o forro que queda en el interior del libro, en ella suelen aparecer la biografía del autor, otros títulos de la colección, comentarios u otros datos por el estilo.
Cubiertas o pastas – Son las tapas exteriores que protegen el cuerpo del libro. En los libros de pasta dura suelen ser de cartón rígido recubierto con cuero, tela o plástico, y en los libros de pasta blanda, de papel couché. De acuerdo a su posición, también son llamadas portada exterior y contraportada.
Lomo – Es la zona donde se unen todas las hojas que componen el libro. Su estructura difiere entre un libro de pasta dura y uno de pasta blanda.
Guardas – Son los pliegos de papel que unen las cubiertas con el cuerpo del libro, generalmente son de un papel más grueso que el resto.
Hoja de respeto o de cortesía – Hoja blanca que separa las pastas o las guardas del cuerpo del libro.
Cuerpo del libro – Conjunto de hojas impresas que componen la obra en sí.
Cantos – Son los bordes del cuerpo del libro que no están unidos al lomo.
Técnicas para reparar libros
A continuación, te compartimos una serie de los daños más comunes que puede experimentar un libro y la forma en que puedes restaurarlos o reducir sus efectos. Antes de aplicar cualquier técnica, limpia las cubiertas y los cantos del libro con ayuda de una brocha para retirar el polvo. También te recomendamos usar un pincel o brocha pequeña para distribuir el pegamento cuando sea necesario.
1- Cómo reparar hojas rotas en un libro
Aunque la cinta adhesiva transparente parezca buena opción, es mejor evitarla pues con el paso del tiempo el adhesivo perderá sus propiedades, dejará manchas y debilitará el papel. Cuando se rasgue una hoja y afecte parte del texto, lo ideal es utilizar una tira de papel de china blanco de 1 cm de ancho y fijarla en un solo lado de la hoja con pegamento de encuadernación (Resistol 525). Si la rotura no afecta al texto, se puede utilizar un injerto de papel bond de 1cm de ancho. Espera a que seque el pegamento antes de cerrar el libro.
2- Cómo reparar portadas o contraportadas rotas
El método más sencillo para reparar libros con pastas blandas desgarradas es cubrir la portada, lomo y contraportada con papel de contacto transparente (película autoadherible). Sin embargo, si quieres algo más profesional, puedes escanear las tapas y el lomo del libro, unificarlas en un archivo digital y después imprimirlas en papel couché grueso, cartulina bristol, sulfatada o gofrada.
Con ayuda de un removedor de adhesivo y un hisopo o palillo, separa cuidadosamente el cuerpo del libro. Has los dobleces para marcar el lomo en el pliego impreso ayudándote con una regla de madera o plástico grueso. Cubre con pegamento para encuadernación el canto engomado de las hojas y después únelas a la nueva portada. Mantén presión sobre el lomo ayudándote con unas pinzas o unos broches para papel.
Si la portada rota pertenece a un libro de pasta dura, será necesario realizar todo el proceso de encuadernación desde cero, para ello te recomendamos consultar este tutorial de CONACULTA (http://dgb.conaculta.gob.mx/Documentos/PublicacionesDGB/ApoyoCapacitacionBibliotecaria/SerieInst ructivos/ReparacionLibros/Reparacionlibros.pdf). Esto también será necesario si el libro ha perdido varias páginas.
3- Cómo reparar un libro deshojado
Si el libro de pasta blanda ha perdido unas cuantas páginas o un grupo, basta con ordenar las hojas sueltas, distribuir con cuidado un poco de pegamento blanco en la orilla del folio que estaba pegada y reintroducirlas en el lomo. Sujétalas con unas pinzas grandes para hojas. En cambio, si las hojas se soltaron por completo, puedes recurrir a la encuadernación térmica, la cual utiliza un pegamento líquido que se solidifica al vulcanizarlo. Este método implica el uso de tapas flexibles y puede unir hojas sueltas y cuadernillos cosidos o engrapados.
4- Cómo reparar un libro mojado o húmedo
El agua y los libros nunca serán una buena combinación. En estos casos, hay que actuar lo más rápido posible, pues la humedad puede generar moho y echar a perder por completo el volumen. El método a usar dependerá del nivel de humedad en el libro. Recuerda separar con mucho cuidado las hojas para no dañarlas.
Para secar un libro ligeramente mojado, basta con pasar suavemente una toalla seca por las hojas para retirar el exceso de humedad. No frotes. Después coloca el libro sobre una tabla de planchar y extiende una hoja de papel absorbente sobre la página a secar, evitando cualquier doblez o arruga. Pasa cuidadosamente la plancha con la temperatura más baja sobre ambos papeles, moviéndola de un lado a otro. Revisa la hoja y repite la operación hasta que seque completamente.
Si lo prefieres, puedes utilizar una secadora para cabello en lugar de la plancha, pero debe estar al menos a 10 cm de las páginas y a baja velocidad. En caso de que el libro se haya mojado a tal grado que es posible ver el texto a través de las páginas, lo mejor es dejarlo secando al sol y al aire libre antes de utilizar el método anterior. El libro debe estar abierto y se le tiene que dar vuelta a las hojas frecuentemente para que se ventile.
5- Cómo eliminar manchas de comida o tinta en un libro
Las manchas de comida son uno de los incidentes más comunes para los lectores empedernidos. Hay que actuar en cuanto se haya producido la mancha, pues si se seca, esta será permanente. Valora su tamaño y revisa cuántas hojas son las afectadas, sepáralas del resto colocando una bolsa de plástico o cualquier material impermeable para que el agua o aceite no haga más daños.
Si el libro se manchó con un alimento a base de agua, como café o té, primero retira el exceso de humedad dando golpecitos sobre la mancha con un papel absorbente seco. No frotes el papel o lo dañarás. Extiende la hoja manchada sobre una superficie limpia y seca, después da golpecitos a la mancha con un papel limpio ligeramente humedecido. Repite este paso con otro papel nuevo hasta que se vaya la mancha.
Si la mancha no sale con agua simple, prepara una solución de vinagre blanco diluido (mitad de vinagre y mitad de agua) y utiliza una bola de algodón en lugar de papel para limpiar el papel. Ten cuidado de no remover la tinta en la página, si notas que ésta se emborrona, detén la limpieza de inmediato.
Por otro lado, si la mancha es a base de aceite, coloca la página u páginas manchadas entre dos pedazos de papel absorbente 2 cm más grandes que las manchas. Cierra el libro y añade peso sobre él con otros tomos o lo que tengas a la mano. Espera unos cuantos días para revisar si la mancha se traspasó al papel absorbente. Si no lo ha hecho, espolvorea bicarbonato de sodio hasta cubrir la mancha y deja que actúe toda la noche. Al día siguiente, retíralo con un pincel o cepillo fino. Puedes repetir este paso las veces que sea necesario.
¿Digitalizar es una opción?
Actualmente, casi todos los libros tienen un enorme tiraje por lo que es sencillo reponer un volumen que se encuentre muy dañado, pero si tenemos en nuestras manos un libro “raro”, descontinuado o único (tal vez un diario, un recetario o algunos otros documentos escritos de un ser querido), es 100% recomendable digitalizarlo, ya sea escaneándolo o transcribiendo su contenido. Si el libro ya es delicado por causa del tiempo, conviene recurrir a un sitio con expertos en digitalización de documentos, pues cuentan con equipos que evitarán dañar el libro durante el proceso.